viernes, 15 de julio de 2016

Agua Quemada.- María Nava

No me molestes, mosquito

En una semana han aumentado de 137 a 170 casos de zika  informó el secretario de Salud del estado. De esas 170 personas infectadas, 76 son mujeres embarazadas quienes corren el riesgo de que el nene sufra de microcefalia, la cual se ha asociado a esta  enfermedad. Según la Organización Mundial de la Salud, se está investigando el efecto que este virus podría tener sobre los fetos.
A pesar de los avances tecnológicos y médicos no hay todavía una vacuna contra el zika,  el dengue y la chinkunguya, enfermedades tan comunes por acá, y peor en tiempo de aguas, cuando abundan los zancudos.
Lo que sí podemos hacer es tomar conciencia de los cuidados personales y familiares, porque es lo único que nos queda, y lo bueno es que podemos hacer algunas cosas como:
* Quitar cualquier traste o charquito del patio y de la casa donde se estanque agua que serviría de criadero de mosquitos.
* Volver a usar pabellón.
* Ponerse ropa que nos cubra lo más posible, para que los moscos no nos piquen.
* Limpiar alrededor de las casas el monte, los trastes, llantas, madera y cualquier cosa donde se junte agua.
* Tapar bien los tinacos, pilas y tambos donde juntamos el agua.
* Protegerse con algún repelente, respetando la manera recomendada en la etiqueta.
* No dejar que se junte basura.
* Poner mosquiteros en puertas y ventanas.
Como ya hay gente que se ha enfermado de zika, conviene recordar algunos de sus síntomas: sarpullido, casi siempre acompañado de poca calentura, a veces da conjuntivitis, dolor muscular en las articulaciones o coyunturas, malestar general, como de gripa que comienza a los pocos días de que pica un mosquito infectado.
A pesar de que tenemos que lidiar con los zancudos todos los días no debemos acostumbrarnos a que nos anden rondando, hay que combatirlos para evitar enfermarnos.
Desgraciadamente las autoridades hacen pocos esfuerzos por controlar este tipo de situaciones, sobre todo ahora que tanto se habla del recorte al gasto público, es decir menos educación y menos servicios de salud, los que de por sí son tan precarios. Pero eso sí, aumentan las tarifas de luz y el precio de la gasolina.