¿Quién es responsable?
La situación del mundo era terrible. Por
tanto, Dios pensaba en dar fin a la humanidad. Sin embargo, por su inmensa
bondad, decidió dar una oportunidad más. Pero, para esto, mandó llamar a los grandes
líderes políticos, sociales y económicos, para que le dieran una razón, por la
cual no debía pasar el ángel exterminador por la tierra.
Uno a uno pasaron los líderes y comenzaron a
culpar a sus adversarios de la situación. Hubo quien propuso a Dios: “Si nos
ayudas a terminar con esa parte de la humanidad, ya todo queda resuelto”.
Dios escuchó pacientemente y al terminar de
escucharles dijo: “señores. Está decidido. No enviaré al ángel exterminador”.
Los líderes sonrieron al saber de la decisión, diciendo hacia sus adentros:
“Logramos convencer a Dios”. Más el creador sentenció: “Es que ustedes, ya
están haciendo el trabajo del ángel exterminador”. (Del taller de la
imaginación de Juan Francisco R.)
Efectivamente, no ha tenido que pasar el
ángel exterminador, para que hoy tengamos un escenario de muerte. No ha tenido
que pasar el ángel exterminador, para que suframos de hambre, abusos,
injusticias, maltratos, violación a las garantías, entre otras tantas cosas,
como la indiferencia, mediocridad y conformismo.
Existen muchas quejas sobre el escenario
actual. Se reparten culpas entre los diferentes actores políticos, sociales y
económicos. Y al final de cuentas, todos, en mayor o menor parte, le estamos
haciendo la chamba al ángel exterminador. Creo que ese emisario de Dios hoy
está de vacaciones. Por alguna razón, alguien escribió: “Pido a Dios, que el
ser humano nunca llegue a otros planetas, porque será su fin”.
Entiendo perfectamente, que existen muchas
asignaturas pendientes. Por ejemplo, la capital del estado tiene un enorme
número de situaciones por atender y resolver. No todas corresponden al
presidente municipal. Tal vez es una salida fácil asignarle todas las culpas,
más una muestra sencilla es, de que muchos exigen el agua entubada y pocos son
los que la pagan.
Creo que a Marco Antonio Leyva Mena,
Presidente Municipal de Chilpancingo, le ha tocado gobernar en el momento más
álgido a la capital. Cuando la crisis económica ha hecho mella. Cuando la
inseguridad tiene muy golpeada a la gente. Cuando el agua es más difícil de
llevar a todas las colonias. Cuando han crecido vicios como el influyentismo y
la anarquía.
Queremos que infraccionen a los otros, pero
no a mí. Queremos que alineen los negocios de unos, pero el mío no. Queremos que
el agua llegue a mi domicilio, sin importar si llega a los demás. Más en medio
de todo eso, el alcalde envía señales de apostar por un cambio de mentalidad en
la ciudadanía. Por eso, el fin de semana estuvo, junto a su equipo en la
colonia las Joyas, encabezando la brigada de trabajo comunitario. Por eso, dos
días antes, estuvo en la colonia el Huajal, realizando desde las siete de la
mañana, la tradicional audiencia pública.
El festival del pozole y el mezcal es una
muestra de que la industria de los alimentos confía en la buena voluntad del
alcalde Marco Leyva. Así también lo han manifestado diferentes organizaciones
sociales y grupos de la sociedad civil. Que esperan, seguramente, más
resultados con el compromiso con la transparencia y la próxima puesta en marcha
del mando único policial.
Sí. Es cierto. Chilpancingo atraviesa por una
situación difícil. La capital ha crecido y con ello las tareas pendientes por
atender y resolver. Pero, no ha sido Marco Leyva quien ha llevado el barco
hasta ese punto. Todos hemos contribuido en alguna forma.
Solamente lleva seis meses en el encargo. Y
recordar que recibió un municipio ya colapsado. Hay mucha tarea por delante
para todos. ¿O queremos hacer la chamba del ángel exterminador? Esa es la
cuestión.
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