SEGUNDA DE DOS PARTES
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Eduardo Añorve
Ometepec, Gro.
02 de mayo de 2016
Esta es la segunda parte de una entrevista realizada en el año 2007 a Jaime Ygnacio López, un pintor de verdad.
–¿Qué cuadro te gusta?
–¿Mío? Híjole, no lo sé. Me gustan mis libretitas, no hay placer más onanista que ver mis libretitas, cuando acierto… Muy dentro de mí, quiero ser una especie de Eko, de Efrén, de Posadas… No me gusta Posadas, paso, y de lejos, pero es su onda.
–¿Cómo te concibes?
–Como un demiurgo, una especie de mago, así un tanto mágico, un tanto…
–¿Como Estela Hernández, que captura el mundo mágico de los amuzgos?
–¡No mames! Lo que hace esa mujer es una ilustración de no sé qué idea turística que ella tiene. No me pilles por allí, no quiero hablar de Estela…
–El paisaje…
–El paisaje, paso, ni me atrae ni me gusta ni lo hago. No me gusta.
–¿No tiene posibilidades expresivas?
–No lo estoy desechando por… No medité y lo deseché por eso y otras cosas, no, no me llama la atención. Me llaman la atención las cosas humanas, la figura humana, el espacio, ciertas abstracciones. El espacio, curiosamente, me gusta y lo quiero llenar de cuerpos humanos, esa es la verdad.
–En tu obra, ¿cómo utilizas la luz?
–Como todo lo que yo hago se debe ver, debe estar bien iluminado, si no, no se ve bien. Uso la luz para modelar. Mi obra es un tanto tri… casi tridimensional, esto lo logro con la luz, la luz ya llevada a los pigmentos, a los grises, con los matices. Tu pregunta, un tanto irónica, me gustó porque es verdad, la luz no se enseña, pero sí a iluminar y a ver la iluminación, a usar la luz para ciertos fines estéticos, para tus fines estéticos. No tienes que ser Dios para crearla, pero sí un artista para usarla.
–En tu obra se notan dos extremos: la representación, el realismo, y lo abstracto.
–No represento el mundo real, sino lo que hace posible ver al mundo real, es decir, la luz, la forma, la perspectiva y la chingada. ¿Me expliqué? ¡Abstracto! Mi pintura, mis cosas, así, muy sofisticadas, muy deliberadas, eso hacen, representan algo abstracto, algo irreal, pero que con los elementos que hacen visible el mundo real.
–Finalmente, remite al espectador a la realidad…
–Por eso, pero es una suprarrealidad o infrarrealidad, o una vía distinta…
–Una metarrealidad… ¿Eres metarrealista?
–Si lo pintas así como lo dijimos, sí.
–Se dice que todo lo creado por el hombre, por muy imaginario que sea, se basa siempre en lo existente…
–Ah güevo. “Oh, inteligencia,/ soledad en llamas,/ que todo lo consumes sin crearlo”, dice Gorostiza.
–¿Eres consciente acerca de cómo creas?
–Siempre eres consciente, lo que no puedes es distinguir. Tú estás sentado, y estamos aquí, pero no tenemos definiciones para todo… Mira, un profesional, pinta, intuitiva, dormido o insomne. Tienes que hacerlo, ¿no? Es algo mecánico, yo lo siento desprovisto de cierta mística que hay alrededor del creador. Dejemos la vulgaridad del loco, hambriento, sufrido, masoquista…
–No hay talento, me estás diciendo. ¿Es un acto mecánico? ¿No estás inmerso, metido, obsesionado?
–No, ni uno ni otro, es la vida normal. Fluye como el agua, la vida normal.
–Tu vida como creador, ¿es la vida normal?
–Sí, dibujar es la vida normal, no hay momentos místicos, ¿no? O predisposiciones, así, anímicas o psíquicas o especiales. Ya sabes, las musas del romanticismo o la inspiración de los románticos.
–¿Y la creatividad?
–La creatividad es el punto de partida. Mira, un cuadro, el cuadro está cuando lo concibes, cuando ya tienes el boceto definitivo, que puedes cambiar, pero, es la urdimbre, ya está, todo el esqueleto. Pues, ya está terminado, el resto es trabajo.
–Sí, pero, ¿cómo llegas al boceto?
–Llegas al boceto los primeros cinco segundos que te vino la idea a la cabeza. El resto es hacerlo. Puede ser un momentito, un instante o…
–¿Por qué te llega a ti y no le llega a otros?
–Porque les llega en otras cosas. Hacen otras actividades, no son pintores o artistas; no les interesa. Uno reacciona al estímulo que tiene, que tiene tu apetito, que tiene tu registro de sabor o de tacto, yo qué sé, ¿no? Es como una gota de limón: salivas como perro pavloviano, es inevitable tu gusto o disgusto, tú salivas…
–¿Qué tiempo tienes desarrollando tu músculo?
–No mucho, porque no voy al gimnasio… Ultimamente, los seis años, he dibujado como una bestia, antes, mucha güeva. Toda mi vida he dibujado: la historia del chamaquito que dibuja abajo de los muebles, en todos lados. Una gente normal. Yo era introvertido, y me ponía a dibujar. Toda mi vida he dibujado, pero, ya, seriamente, hace apenas unos años.
–¿Toda tu vida has querido ser una cámara de dibujar? ¿Una cámara lúcida?
–¡Quiero ser una cámara lúcida! Claro, eso es… ¡No! Es una manera pedantona de decir que lo que quiero es tener la mayor habilidad o técnica de dibujo. La prueba eminente es tu capacidad de mimetizar la realidad. Entre más compleja, más hábil, ¿no? Así de simple es el axioma, güey.
–¿A qué pintor imitas?
–No imito a nadie, porque imitar sugiere que quiero parecerme a alguien. Puedo coincidir, pero no quiero parecerme a alguien. No me importa parecerme a quien sea, siempre y cuando quede claro que sólo nos parecemos.
–¿Y quién te gusta cómo pinta?
–Uno de mis pintores favoritos, que me gusta ver sus cosas, es Francis Bacon. Como soy muy dado al dibujo y esas cosas, me gustan los clásicos, ¿no? Me gusta Goya, me gusta Durero, Rubens, no, no Rubens, Rembrandt. Rembrandt es maravilloso, como dibujante, ¿eh?
–¿Mexicanos?
–A mí me gusta Cuevas, de veras disfruto a Cuevas.
–¿Y la escritura? Escribes, ¿no?
–La escritura, bien, ahorita estoy tratando… Encontré una narración… Hoy, coincidentemente…
–¿Hay una liga o una relación manifiesta entre la pintura y la escritura? ¿O pertenecen a campos sensoriales distintos?
–Salvo por la coincidencia de que las tres cosas son hechas a mano o con la mano… escribir… salvo esa semejanza… no veo otro… mmm…
–¿Y la cuarta cosa que hace con la mano?
–Hay muchas cosas que hago con las manos.
–Que es individual e intransferible…
–¿Masturbarse o qué?
–También se hace con la mano…
–También es un acto manual, claro…
–Los cuatro, tienen que ver con el placer, ¿no?
–De cierto modo, distintos placeres, pero, finalmente, la satisfacción de no sé qué demonios…
–¿Qué te produce placer?
–¿A mí? Híjole. Esas preguntas me obligan a ser cursi. Todo, güey: el día, el sabor de la coca-cola, algún bicho en el patio, un atardecer…
–Tienes fama de culterano…
–…un buen libro. Cosas que no hago…
–¿Epitafio?
–Gracias, todo estuvo bien. (Ríe) ¿No?
–¿Trascendencia?
–No.
–¿Es trascendente el trabajo de Jaime Ignacio?
–No lo sé, dilo tú.
