jueves, 9 de febrero de 2017

E P I C E N T RO…

E P I C E N T RO…
Rigoberto Nájera
“Ometepec, bello nido”… ¿de qué?
Ometepec, sin duda alguna, como nuestro país, siempre ha sido botín de pillos de cuello blanco, ratas escudándose de toga y birrete, otros más sin ello, han sido alcaldes del municipio más grande de la Costa Chica, mismos que –como dijeran los abuelos– entran con una mano adelante y otra atrás, pero salen siendo los nuevos ricos de la región. El Ayuntamiento municipal ha sido por décadas una agencia de colocación… encuentran damas de compañía, aventurillas de media noche; si entran casados, salen divorciados; si entran sin esposa, amante, concubina, salen con todo un séquito, al más puros estilo jeque petrolero. Todo a costa del erario público. Un presidente cuileño decía que en las últimas décadas ya no se pide a las empresa constructoras el diezmo, ahora ya todo subió, así que, por añadidura, ahora se pide del 25 por ciento hasta donde se deje el constructor, claro, entre más alto la mochada para el alcalde, menos calidad en la obra… He aquí la tranza casi perfecta, ya que Auditoría General del Estado, con un billete en cada ojo, no sabe, ni supo. Con esta ‘plusvalía’, los dueños del municipio se compran bienes y raíces, entre ranchos –aunque no sepan de ganado–, terrenos de humedales –aunque no sean campesinos–, hoteles –aunque no sepan nada de turismo–, casas habitación, autos, y, más aún, pretenden comprar la posibilidad de volver a gobernar el municipio que ya han saqueado. Con dineros se puede comprar conciencia, pero más dotar, regalar, limosnear, corromper con 100 mil pesos a indígenas mixtecos para que le hagan la vida de cuadritos al actual gobierno municipal, como se supo en días pasados, que un expresidente de Ometepec “bello nido” entregó a los de San Pedro Cuitlapan para seguir negando el agua a la población, porque no le hacen daño a Omar Estrada Bustos, le hacen daño directamente al pueblo que pretenden gobernar nuevamente. Los comentarios sobre este boicot ya se escuchan en todos lados; la verdad, tarde o temprano sale a flote. La guerra sucia contra el actual gobierno municipal comenzó el día mismo que las urnas se llenaban con el voto a favor del Partido de la Revolución Democrática; el voto de castigo para el PRI no se hizo esperar. Hoy se están haciendo más patente y cruenta la batalla por la presidencia de Ometepec. Pero no solo las baterías de guerra se disparan desde el mismo “bello nido”: indígenas que aún no tienen corrompida su moral han dejado en descubierto que desde ‘el reino de la flores’ también han recibido dádivas convertida en vacas para las fiestas que se avecinan, con tal de que se manche aún más el actual gobierno municipal y su representante –eso, por si las moscas pretende ir por la diputación local. Estamos jodidos bellonidenses… mentes maquiavélicas nos atacan. Esto sólo revela una cosa y que todos en Guerrero conocen: el PRI, ante su nula producción de cuadro políticos, hace apenas algunos años atras metió a la incubadora a jóvenes a preparase para las contiendas políticas que se avecinan en el 2018. Lo cierto que no se ve ni con lupa por dónde pueda surgir una personalidad de peso que pueda unificar a este partido tricolor. Ante esta desesperación han caído en el juego de desequilibrar los gobiernos municipales donde no tienen las riendas. Aunque presumen que “en el PRI si se saben poner de acuerdo”, queda sólo en una risible frase sin sentido para las bases de ese organismo político. No miremos muy lejos: lo que pasa en Ometepec, es la misma radiografía en todo el estado. Muchos políticos chapulines han llenado los espacios que verdaderos priistas deberían ocupar, tan solo por tener los dineros para poder pagar una campaña y, por su puesto, para ser palomeados por los dinosaurios, dejando frustrados a quienes por décadas han trabajado desde el puesto más humilde en el partido. El PRI ya no tiene líderes morales, líderes con presencia, que se hagan notar, que sobresalgan de la parvada mediocre, de los advenedizos ambiciosos que ya babean por la sed de poder, tal es el caso de mi bello nido. En los últimos días la base priista se ha quejado de que no se les toma en cuenta para los proyectos en beneficio de ellos, que el gobierno del estado que encabeza Héctor Astudillo Flores los ha olvidado como la muñeca fea de Cri-Cri, como el candil que se le acabó el combustible. En Ometepec la base se está rebelando, ya que dicen que los junior –quienes lograron colocarse en buenos puestos en el gobierno del estado y sale de sobra mencionarlos–, ya ni a Ometepec vienen, pero aquí se les espera con ansias, con los brazos abiertos, con tamales y cohetes, y no creo que para felicitarlos, creo yo que más para recordarles su diez de mayo. El grupo de priistas que son base de este organismo político, acusan a los grupillos… perdón, quise decir grupitos: sí se saben poner de acuerdo, pero unos cuantos, para cerrar el aro y no dejar que ningún fisgón se cuele, les haga sombra, les vaya a quitar la cucharada de la boca por maletas, por improvisados, por mezquinos, por querer comerse el queso ellos solos –según señalan los priistas que siempre han apoyado las campañas partidistas del pricolor–. Ya es tiempo de que se les tome en cuenta, aseguran; de lo contrario toda esta mezquindad política se verá reflejada en las urnas en el 2018, tanto para gobiernos municipales, como para estatales y nacional. Para ellos el PRI está en la peor crisis de su historia. Dijera un amigo –a quien considero el decano del periodismo en esta región, Fredy Flores Mercado– ¡¡¡¡¡¡¡No está en la lonaaaaa, está debajo de ellaaaaaaaa!!!!!!! Los priistas de base añoran a la figura política, al peso, al liderazgo político, a la certeza y habilidad para gobernar, unificar, y saber poner orden en estas esferas y, ¿por qué no?, centrar, meter al cuchero a aquellos que se sentían con ínfulas, tratando mal a la base que sostuvo a este organismo político por décadas en las Costa Chica y en Ometepec. Añoran la presencia de don Mario Navarrete Gutiérrez, porque con el bastón de mando que sostenía sabía poner orden; lástima que sus nuevas generaciones hayan perdido su esencia, aseguran.