Astudillo: la tormenta que viene
A mediodía del 28 de abril, Héctor Astudillo Flores se mostraba abatido, en apariencia sin motivo. Estaba arropado por empresarios extranjeros, el secretario de Economía del gobierno federal, Idelfonso Guajardo, y la secretaria de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu), Rosario Robles, quienes anunciaban una inversión en Guerrero de 800 millones de dólares, más de 14 mil millones de pesos en la apertura de la mina El Limón-Guajes, municipio de Cocula, por parte de la minera Media Luna, subsidiaria de Torex Gold. Estaban allí también, en lo alto del cerro en donde se explota a cielo abierto oro y plata, el presidente de la canadiense Torex Gold, Terry Mac Givels; el director de Media Luna, Fred Stanford; el embajador de Canadá en Méxio, Pierre Alary, y Mario Cantú, coordinador de Minas de la secretaría de Economía. La inversión que anunciaron ese día, según el gobernador, es de las más importantes en Guerrero, generará más de 600 empleos directos y detonará el desarrollo en la zona.
Sin embargo, el rostro del gobernador no mostraba júbilo ni satisfacción, se notaba ensimismado. En su discurso confundió a Torex Gold por Gold Corp, “no es lo mismo, pero casi es igual”, quiso corregir, cuando le “soplaron” que había cometido un error. No hilaba palabras. Dijo Azacala, en vez de Atzcala, una de las comunidades del municipio de Cocula que supuestamente será beneficiada con la apertura de la mina. El motivo que mantenía alejados los pensamientos del gobernador del lugar donde se encontraba físicamente, era un intransigente bloqueo que mantenía paralizada a la capital del estado.
Transportistas locales y de tres municipios que tienen demarcación en la Sierra (Leonardo Bravo, Heliodoro Castillo y San Miguel Totolapan), junto con pueblos de esa zona que demandan servicios, mantenían copada la ciudad ese 28 de abril. Pero no era únicamente eso lo que preocupaba al gobernador Astudillo. Cuatro días antes, el domingo 24 de abril, había sufrido en Acapulco una fuerte embestida del crimen organizado. El mismo gobernador se quejó que ese día, el crimen organizado puso en marcha la difusión de mensajes provocadores (troll) por internet con información falsa para generar un ambiente de pánico con “muy mala fe”, para desestabilizar y provocar miedo entre los ciudadanos, aunque
en los hechos no había habido las balaceras, enfrentamientos con saldo de muchos muertos, como se aseguró en esos mensajes. Fue entonces, sólo una campaña para acalambrar al gobierno.
Similar que en Acapulco, en la víspera del 28 de abril, hubo en Chilpancingo una campaña de mensajes por internet para provocar pánico, anunciando el bloqueo a la ciudad por parte de los transportistas, con la diferencia de que en la capital sí se cumplieron las amenazas, y esto hizo tambalear al gobierno de Astudillo Flores, al grado de que hay quienes han comenzado a hablar de su relevo en el cargo. El fondo de estas acciones es lo que mantenía preocupado (y lo sigue manteniendo ahora) al gobernador ese 28 de abril. No es para menos, Astudillo enfrenta presiones del crimen organizado y de grupos políticos con los que hizo compromisos en su campaña para llegar a la gubernatura.
Por si fuera poco, al interior de su gobierno Astudillo está delimitado por los grupos que lo ayudaron a llegar y que no lo han dejado actuar con libertad. En el fondo es eso lo que mantiene todavía preocupado a Astudillo Flores. Consultado ese 28 de abril al mediodía, dijo que desconocía cuáles eran las demandas de los transportistas, a pesar de que desde la tarde del miércoles el gobierno del estado había establecido diálogo con ellos. “Se ha tratado desde ayer (miércoles 27) de establecer un diálogo con ellos y no ha sido posible”, dijo a la 1:00 de la tarde de ese jueves. Agregó: “No hay un interés claro. No quisiera abonar más; no está claro el interés para esta movilización… he insistido desde ayer, hoy mismo he estado en contacto permanente con el secretario de Gobierno (Florencio Salazar) y hay una mesa permanente en el palacio de gobierno que ha tratado de contactar para decirles que estamos dispuestos a escucharlos”, insistió Astudillo.
Por la noche en Acapulco, el gobernador reconoció que antes del bloqueo, también circularon mensajes de rumores en redes sociales como los del domingo en Acapulco, “comunicados que hacen muchísimo daño”, dijo. Después, él mismo preguntó: “¿Qué fuerza tan importante hubo como para hacer en Chilpancingo tanto daño?”. Astudillo tenía razón, las demandas del movimiento nunca se plantearon con precisión. Se decía que los transportistas de Chilpancingo pedían un incremento de cinco a siete pesos a la tarifa y que protestaban porque la administración estatal pretende entregar 70 concesiones. Mientras tanto, las comunidades de la Sierra, agrupadas en la Unión de Comisarios por la Paz y el Desarrollo del Estado de Guerrero, que dirige Ismael Cástulo Guzmán, y el Consejo del Autotransporte de la Región Centro, que dirige Servando Salgado Guzmán, pedían proyectos productivos y servicios públicos.
Pero en el fondo, el gobernador sí sabía de la demanda principal de los inconformes y que no plantearon abiertamente, aunque algunos de los dirigentes la soltaron sutilmente a los reporteros: “queremos que el gobernador nos reciba directamente para pedirle que cumpla sus compromisos que hizo en campaña”, dijo uno de ellos, sin precisar qué compromisos. En círculos políticos se conoce bien el compromiso que el gobernador Astudillo hizo con el exalcalde de Chilpancingo Mario Moreno Arcos para que fuera designado, después de las elecciones, presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, a cambio de su respaldo en la campaña. Muchos de los transportistas y habitantes de la Sierra que bajaron a protestar ese jueves 28 de abril son partidarios del exedil de Chilpancingo.
Por eso ignoraron la mesa de diálogo encabezada por el secretario de Gobierno, Florencio Salazar. A los dirigentes del movimiento no les interesaba hablar con el secretario, ni con ningún otro funcionario, sino directamente con el gobernador a quien le exigirían que cumpliera su “compromiso de campaña”. El problema es que la sesión del Consejo Político estatal del PRI se ha venido posponiendo por desacuerdos al interior de ese partido y de quienes hoy gobiernan el estado, que no es sólo el gobernador Astudillo, pues enfrenta contrapesos del ex gobernador René Juárez Cisneros y del ex presidente municipal de Acapulco y actual secretario de Operación Política del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, Manuel Añorve Baños. En este contexto, cuando menos el grupo de Juárez Cisneros pretende colocar en el CDE del PRI, a la actual secretaria de Desarrollo Social, Alicia Zamora Villalva, lo que ha inconformado al grupo del ex alcalde con el que se comprometió el ahora gobernador, quien ahora sufre las presiones, y él lo sabe, aun cuando se pregunte: “¿qué fuerza tan importante hubo como para hacer en Chilpancingo tanto daño?”.
El problema mayor es que por conflictos políticos internos de un partido, el jueves 28 de abril mantuvieron de rehén a los habitantes de la capital, y muchos de quienes pagaron las consecuencias del bloqueo son gente inocente. Hay denuncias de familiares de los detenidos que fueron bajados de las comunidades con engaños, les dijeron que venían a protestar por fertilizante y aquí se enteraron que los trajeron a otra cosa.
Derivado de estos hechos y los de Acapulco, a seis meses de que comenzó la administración de Astudillo Flores, se aprecia un gobernador, débil, presionado y amenazado por el crimen organizado, como él mismo lo reconoció en el caso de Acapulco; acotado y presionado por los grupos políticos y arrinconado por la mayoría de los funcionarios de su gobierno que no le sirven a él ni al gobierno, sino a sus grupos. En estas circunstancias, se ha comenzado a hablar de un relevo en el gobierno. Una de las que han hablado de ello es la excandidata del PRD Beatriz Mojica Morga. La excontrincante de Astudillo declaró la semana pasada que probablemente en la siguiente reunión del gabinete de seguridad nacional, que se celebrará en Acapulco, se nombre a un comisionado especial para Guerrero, “lo que reafirmaría que Astudillo fracasó como gobernante” y sería nombrado embajador, dijo.
Al cierre de la edición, circuló en las redes sociales un mensaje igualmente “provocador”, como le llamaría el gobernador. El insistente mensaje dice: “Hoy (el 1 de mayo) se dejó escuchar un fuerte rumor que el Gobernador Astudillo pedirá licencia a la gubernatura de Guerrero para irse de embajador a otro país quedando por ley de interino Florencio Salazar Adame por un mes mientras la alta esfera del Gobierno Federal y el PRI Nacional hacen los amarres para designar Gobernador interino al flamante Dr. Manuel Añorve Baños por 5 años 5 meses, arreglos que ya estaban escritos desde la designación de Astudillo como candidato a Gobernador por el PRI. Beltrones Rivera Pdte. Nal. Del PRI colocaría su pieza clave en Guerrero para que lo apoye en su designación para candidato a la presidencia de la Republica por el PRI así se juega en política esperemos a ver qué pasa”. Y sí, hay que esperar a ver qué pasa.